Se va para siempre

Ya no hay vuelta atrás. Se va, se va para siempre. No sé si dentro de una semana o de un mes o de un año, pero se va. Y lo peor es eso, que no sé cuánto tiempo vamos a poder disfrutar de ella. Ha sido su decisión. Los médicos querían hacerle pruebas para saber el estado de su enfermedad y poder darle tratamiento, pero no dan esperanzas de que funcione. Ella dice que no quiere sufrir más, que no quiere vivir lo que le quede de vida en un hospital, de prueba en prueba, de tratamiento en tratamiento. Quiere ir a su casa y vivir su tiempo tranquila, en nuestra compañía. Para mí es una decisión muy dura de tomar, pero ella lo ha hecho con una serenidad envidiable. Claro, los demás no estamos tan serenos, sobretodo mi Yayo, que no acepta la idea de quedarse sin ella.
Son una pareja entrañable. Siempre cuidando el uno del otro, discutiendo por tonterías, pero al momento tan felices. Tres días antes de que la ingresaran, fui a verles y me los encontré jugando a las cartas. Qué imagen tan tierna! Nos os podéis hacer una idea de lo que me hicieron sentir. Yo de mayor quiero ser como ellos.