martes, junio 06, 2006

REPRESIÓN? NO, GRACIAS

A mi madre no le gusta verme llorando. Creo que muchísimas veces en mi vida me he reprimido por tal de que ella no me viese. No sabía cuánto daño me hacía eso. Ya os he comentado alguna vez que he seguido un tratamiento psicológico. Se abordaron muchos temas, no sólo los trastornos alimenticios. Este era uno de ellos. Yo nunca lloraba delante de mi madre, por lo menos no por algo que la pudiera hacer sufrir a ella, o por algo que tuviera que ver con ella.
El caso es que de alguna manera me he acostumbrado, y aunque ya no me reprimo y si tengo que llorar lloro, si lo puedo evitar, lo evito. Llevaba muchos días así, reprimiéndome, también para no preocupar a mi niño. El domingo estaba en casa viendo la tele y de repente... zas!!! Llorera de campeonato a moco tendido. La verdad es que me quedé muy bien, me sentó de fábula, pero nos teníamos que ir y paré. Sí sí, como lo leéis, paré y ahora os preguntaréis: se puede parar? Yo sí. Claro, ya sabía perfectamente que en el momento que menos lo esperase volvería la tormenta de lágrimas, pero al final pasaron dos días. Anoche llegué a casa bastante tarde, venía del hospital, y mi niño me esperaba con los brazos abiertos. Sabía que estaba un poco desanimada, así que me dijo: "Cariño, te voy a poner una película de esas de risa, que te hace falta reirte un rato". Le dije que sí, que la verdad es que me apetecía reirme un poco. Vimos La Joya de la Familia. Para los que no la hayáis visto, trata de una pareja que va a pasar la Navidad a casa de la familia de él. Su madre le dijo un día que cuando quisiera casarse le daría un anillo que era de su madre (vamos, de la abuela del chico), os explico esto para que entendáis el título. Pero la cuestión es que la mujer estaba enferma de cáncer, y al final de la película muere.
Ya os podéis imaginar cómo acabé yo. Llorando como una magdalena. Pero anoche no pude parar. Lloré con todo mi dolor durante una hora, por lo menos. Quería parar, pero no podía, cada vez que lo intentaba era peor. Claro, también me sabía mal por él, porque me había puesto la peli sin saber de qué iba, pensando que era de risa (que de risa es, pero...) y el pobre se sentía culpable.
Esta mañana tenía los ojos como una rana. Menos mal que después de una ducha se me ha bajado un poco la hinchazón.
En fin, yo de todo esto saco una conclusión: Por qué si soy capaz de reirme delante de quien sea no soy capaz de llorar delante de nadie y más sabiendo que me va a hacer daño el aguantarme? Yo nunca me he avergonzado de mis sentimientos, ni de los buenos ni de los "malos", así que no voy a hacerlo nunca más. Y como siempre digo: Al que no le guste que no mire!

2 Comments:

Blogger AsDePiqas said...

A mí no me daría vergüenza ajena ni nada por el estilo ver a alguien llorando. Al revés.

Consolar es un regalo tan bueno como ser consolado.

6/6/06 19:38  
Blogger Pep ... però posa-li Angu, també said...

Sí que passa, eh? No sé, no som capaços de posar-nos a plorar davant de la gent! Crec que una part és la vergonya ... vergonya de que ens vegin plorar, de mostrar-nos dèbils, de que vegin els nostres punts febles ... després hi ha el fet d'espantar-los ... ens fa por que ens vegin plorar perquè la gent s'espanta, es pensa ves a saber què si et veuen plorar.
Però per damunt d'això crec que la gent es tendeix a allunyar de la gent que plora. Com si amb els seus problemes ja en tinguessin prou. És una mica d'egoisme, penso jo. Quan al cap i a la fí, és una manera com una altra d'expressar els teus sentiments.

Petonets
PD: Anda que també quina peli de posar-te! Ufff

7/6/06 11:36  

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