miércoles, septiembre 06, 2006

HISTORIAS PARA DORMIR

Hoy estoy alucinada conmigo misma. Me he levantado con una energía… que ni yo me lo creo. Yo normalmente me pongo el despertador unos diez minutos antes para poder remolonear un rato en la cama. Claro, yo estaba acostumbrada a dormir sola, porque no tengo hermanas, tengo dos hermanos, que esos sí que eran… Son la noche y el día y claro, cuando dormían juntos saltaban chispas. Todavía me acuerdo de las broncas que liaban cuando eran pequeños. Que si uno es muy caluroso y abre la ventana, y resulta que el otro es muy friolero y se resfría… y lo que hacía uno al otro le molestaba. Mi madre se rebotaba que daba gusto, supongo que de alguna manera no quería que se pelearan por lo que cuento en el post anterior (lo de que mi padre no se habla con su hermano) y ese miedo la ha perseguido siempre. Ahora que hemos crecido todo es diferente. Nos llevamos muy bien, mis hermanos y yo somos confidentes unos de los otros, y la verdad es que es muy bonito. Yo heredé el miedo de mi madre durante algunos años, pero conforme vas conociendo a las personas y conforme fui enterándome de la historia de mi padre, entendí que no todos somos iguales, por suerte, y que siempre hay cosas, que normalmente vienen de fuera del circulo familiar, que te descolocan un poco, pero dos no se pelean si uno no quiere y siempre hay que procurar que eso no llegue a ocurrir, dialogar en vez de pelear es un buen comienzo. Hoy por hoy estoy muy orgullosa de mi familia, por como son y por todo el cariño y todo lo bueno que me han dado y que espero que sigan dándome durante muchos años, y yo a ellos, claro.

Menuda parrafada que he soltado por un despertador… En fin, la cuestión es que como yo siempre he dormido sola, nunca he molestado a la hora de levantarme, quitado de un día que vino mi hermano mayor desde la otra punta del piso a pararme el despertador que llevaba media hora sonando. El caso es que me lo regalaron cuando cumplí los 12 años (y todavía lo tengo, me ha salido buenísimo), y no estaba acostumbrada a él. Suena como una alarma de esas de “código rojo” de las películas. Y yo estaba soñando que venían los bomberos y sentía el despertador, pero en mi sueño era la sirena de los bomberos, así que no me desperté.

El caso es que yo era de esas personas que dicen “cinco minutos más”. Mi niño es todo lo contrario. Él se levanta si me apuráis hasta antes de que suene. Y claro, la mayoría de los días nos levantamos juntos, pero hay días que yo me voy antes y si me quedo cinco minutos más le despierto dos veces, cuando suena el despertador y cuando me levanto, porque encima es un poco complicado para dormir. Yo me duermo de pie, en la playa, en una silla, en el sofá… donde pillo, no tengo manías. Él tiene que estar todo a oscuras y todo en silencio y eso a veces es imposible.

Pues hoy que yo me he ido antes, ha sonado el despertador y de un brinco me he levantado. Me he aseado, me he vestido, me he tomado mi café y me he ido a trabajar. Pero con una energía que ya echaba de menos, porque con todo lo que ha pasado últimamente… no sé, estaba un poco desganada.

Y claro, viene uno con más ganas a trabajar, lo acabas todo antes y luego te aburres, porque no hay nada peor que ir a trabajar y tener que hacer ver que haces algo cuando no tienes nada que hacer. Me voy a comer.