El dolor ajeno

A veces me sorprende la capacidad que tengo para sufrir con el dolor ajeno. Yo no sé si roy rara o soy gilipollas, pero es un hecho que no puedo ver llorar a alguien sin ponerme en su lugar y llorar con él o ella. Me pasa más con los hombres, no puedo verles llorar porque acabo yo a moco tendido con ellos. Sobretodo con mi padre.
Tengo un amigo que lo está pasando mal porque le ha dejado su novia. El pobre está hecho polvo, porque estaban pensando en casarse y de pronto... zas! Toma mazazo, ella le ha dejado.
Es curioso, los tíos con sus amigos o incluso con algunos familiares, suelen ponerse chulos y decir que ellos no sufrirían nunca por amor. ¡MENTIRA! Un hombre enamorado es lo más dulce del mundo, hasta que esa dulzura se vuelve amarga por una cosa así. Entonces se hunden y más cuando no entienden el motivo. A ver, ¿quién ha dicho que las mujeres somos fáciles de entender? Somos difíciles, eso está claro, no os molestéis en entendernos porque no lo vais a conseguir en la vida. Lo único que podéis hacer es aceptarnos como somos y punto.
En ello estamos mi marido y yo, en no intentar entender lo que no podemos, pero sí aceptar el uno las rarezas del otro. Y el resultado está siendo claro: yo le entiendo a él y el me acepta a mí. Llevamos casados 10 meses. Y 10 meses de convivencia. Yo quería irme a vivir con él antes de casarnos, pero él no quiso porque es muy tradicional (sin comentarios hirientes, por favor). Y ahora estoy descubriendo la grandeza de los hombres: son simples, pero en el buen sentido.