jueves, julio 12, 2007

SIN LÓGICA

¿Pero cómo me va a entender nadie si no me entiendo ni yo misma? ¿En qué momento de mi vida me convertí en un ser despreciable? ¿Por qué mi cabeza no puede parar de dar vueltas? ¿A qué hospital han llevado a mi angelito? Dios mío, esta vez sí estoy mal, muy mal. He tenido malas rachas, pero como esta ninguna.
Nunca me había sentido mala persona, nunca había sentido nada malo hacia nadie. Sólo fue un minuto o quizá un segundo, pero se quedará en mi mente toda mi vida. Ese será mi castigo.
No puedo dejar de pensar, mi cabeza va a explotar. Me duele hasta el alma y no veo ningún camino que pueda recorrer para sentirme mejor, para salir de este agujero. Sé que tarde o temprano lo encontraré, me lo dice mi optimismo, que esta vez no ha salido corriendo, aunque no le han faltado ganas. Pero mientras lo encuentro, estoy pasando el peor momento de mi vida. Y no puedo recurrir a nadie, porque este es un problema que tengo que arreglar yo solita. Y lo voy a hacer. No sé cómo, pero lo haré.
Quizá sea verdad eso de que el tiempo lo cura todo. Eso espero.

miércoles, julio 11, 2007

DIARIO DE UNA OBSESIÓN

Todos nos obsesionamos alguna vez en nuestras vidas. Da igual lo que sea, la mayoría de las veces esa obsesión sirve para superarnos, para ser más perfeccionistas e incluso, en consecuencia, nos ayuda a alcanzar alguna meta.
Pero este no es mi caso. Hoy, además de abriros mi corazón, os abro mi mente, mis pensamientos más profundos y en este caso más bajos, porque en algún momento me he vuelto la persona más despreciable del mundo. Os acordáis de los ángeles y los demonios chiquititos que salen como conciencia de algún personaje de ficción? Pues ayer mi demonio ganó a mi angelito. Pero le ganó, que le pegó la paliza de su vida. Vamos, que le rompió las dos piernas, los dos brazos y alguna que otra costilla, además de dejarle los ojos morados. Un desastre. En resumen: ayer toqué fondo.
La expresión “tocar fondo” te la puedes tomar de dos maneras: bien o mal. Jejeje, estoy hecha una filósofa!!! Pero es verdad.
Si te la tomas mal… apaga y vámonos. Sí, es así. Ya puedes coger un paquete de clínex… he dicho un paquete? No!!! Un palet entero. Y ala! A llorar como una descosida y a compadecerte de ti misma porque, claro, qué desgraciadita eres!
Bueno, los que me leéis desde hace algo más de un año sabéis que eso no va conmigo. Yo procuro verlo todo por el lado bueno. Así que he pensado que mientras caes, aún puedes pensar: “mierda, qué mal estoy, a ver si esto va a ir a peor”, pero ahora no. Si he tocado fondo ya no puedo caer más, ahora lo único que puedo hacer es, como decía el otro día, levantarme. Con miedo de perder el equilibrio, pero me estoy levantando. Sí, otra vez, ya sé que soy como un balancín, pero es lo que hay.
Y os estaréis preguntando “¿por qué estás tan obsesionada?” No lo adivináis? Os acordáis de mi sueño? Ese sueño del que tanto os hablé y que en tantas ocasiones se ha ido a la porra, se ha convertido en obsesión. No puedo dejar de pensar en eso, no puedo dejar de preguntarme por qué.
Os acordáis del post de los osos blancos? Pues así estoy, que veo embarazadas y niños por todas partes. Y para más inri, a todas las mujeres de mi alrededor les ha dado por tener hijos. Y se ponen y se quedan a la primera.
Lo que me pasó ayer fue justamente eso. Me enteré de que una amiga se había quedado embarazada, y al primer intento. Por un momento la odié, y la odié con todas mis fuerzas, con un sentimiento de ira y rabia que jamás había sentido hasta ayer por nadie. Le deseé lo peor. Todo eso mientras mi demonio le pegaba la paliza que os explicaba antes a mi angelito. Por suerte, mi angelito tiene una capacidad de recuperación milagrosa (para algo es un angelito), y entonces fue cuando caí al más profundo de los pozos. Me había vuelto una mala persona. Me da cosa decirlo, pero le había deseado a mi amiga que ojalá lo perdiera. Os lo podéis creer? Por supuesto, eso sólo duró un minuto, pero me dolió en el alma. No podía creer lo que había pensado. Y ahora me siento fatal por eso. Porque me convertí, aunque sólo fuera por un minuto, en algo que siempre he despreciado, en una mujer envidiosa y amargada.
Es que ya ni siquiera tengo la ilusión que tenía al principio. Ahora sólo me queda algo así como una pataleta de niña de cinco años que quiere una cosa y la quiere ya, ahora.
Y no veo solución. La estoy buscando, pero no la encuentro. Porque, por poner un ejemplo, cuando estás a dieta, si te ponen una hamburguesa delante y un plato de verdura, tú sabes perfectamente lo que tienes que hacer. La hamburguesa está tan rica… pero engorda tanto… no, me como la verdura. Bien! Has elegido la opción correcta… o no, me como la hamburguesa. Bueno, te arrepentirás (o no) y tendrás que hacer un esfuerzo mayor para la próxima comida. Pero la cuestión es que puedes elegir.
Mi amiga Tiki y mi niño, dicen que el haber sido capaz de reconocer que tengo un problema es el primer paso y el más importante para poder solucionarlo. Como los alcohólicos o los drogadictos. Pero no es lo mismo.
Vamos a ver, sí, he reconocido que tengo un problema, pero en el caso del alcohólico, cuando lo reconoce, decide no beber. Vale, muy bien, yo decido no pensar, pero, ¿cómo narices se hace eso? Que alguien me lo explique, por favor, porque yo no tengo ni idea de cómo me lo voy a montar. Mi cabeza no para!!!Hoy más que nunca acepto sugerencias.

miércoles, julio 04, 2007

EN HONOR A TODOS LOS PADRES

Hoy hace un año que se fue una persona muy importante en mi vida. Parece mentira que pase tan rápido el tiempo, pero así es. Por suerte, creo que todos poco a poco lo hemos ido superando, aunque todavía me vienen a la cabeza imágenes muy claras de aquel día. Supongo que es normal, porque fue la experiencia más dura y más amarga de mi vida.
Desde que él se fue han cambiado muchas cosas para nosotros. Yo aprendí muchas cosas de él. Siempre digo que me trataba mejor que mi propio padre, pero es que él realmente no me quería como su nuera, me quería como a su hija. De hecho decía que era su hija. Me encantaba cuando celebrábamos algo y nos contaba historietas de cuando era pequeño, de su trabajo, de su familia. A veces pensaba que muchas cosas de las que decía no podían ser verdad, pero me daba igual, le seguíamos el rollo. Y él disfrutaba como un niño hablando con nosotros y viendo que nos interesaba muchísimo lo que contaba.
A veces me enfadaba con él porque decía o hacía algo que no me gustaba, o porque se metía en cosas que no debía, pero era tan fácil hablar con él, explicarle las cosas. Lo entendía todo.
Le encantaba venir a mi casa. Y a mí me gustaba que viniera. Le echo mucho de menos.
También nos ha cambiado nuestra vida “financiera”. Mi niño y yo nos hicimos cargo de su hipoteca, y aunque lógicamente nos quedamos también con el piso, es complicado a veces pagar dos hipotecas. Pero bueno, esto son daños colaterales, como yo digo.
Lo que ha cambiado mucho es mi manera de pensar, de afrontar la muerte. A veces vivimos como si no nos fuéramos a morir nunca. Y lo cierto es que ahora entiendo mucho mejor eso frase que dice “vive cada día como si fuera el último, algún día acertarás”. Así que, aunque tenga mis bajones, conocidos por todos vosotros, y aunque en cierto sentido sea contradictorio, ahora vivo mucho más al día, disfrutando de cada minuto, de cada cosa, por insignificante que sea. Aprecio mucho más el valor de las cosas, no en lo material, quiero decir que valoro más a mi gente, lo que todos hacen por mí y lo que yo hago por ellos.
Dentro de nada hace dos años que nos casamos mi niño y yo. El año pasado lo celebramos de una manera muy light, porque había pasado muy poco tiempo de la muerte de su padre, pero este año lo vamos a celebrar bien celebrado, porque la vida hay que disfrutarla, y nosotros somos afortunados por poder hacer cosas que mucha gente en el mundo no puede hacer.
Por último decirte que nunca te voy a olvidar, que cuando tenga hijos les hablaremos mucho de ti, que te echo de menos y que siempre te voy a querer como se quiere a un padre, que es lo que fuiste para mí. Un beso.